CRONICA MONTEVIDEANA

15/2/09

PAZ, CALMENSE, MONTEVIDEANOS

El principio máximo en Ninjutsu es llegar a tener un "corazón benévolo", en Japón se dice NINJA KO NO KOKORO y poder vivir acorde con estos diecisiete preceptos.





Serenidad: Sé tranquilo en tu interior. Deja que esa paz y esa alegría interior irradien a través de un semblante sereno. Un semblante sereno es pacífico, sonriente y serio y no muestra ninguna emoción violenta. Es como la superficie de un lago en calma.





Regularidad: Sé regular en tus hábitos diarios, en tus prácticas espirituales y en tu trabajo. Levántate siempre a la misma hora. Sé puntual en tus actividades. Eso te liberará de preocupaciones y ansiedades. Harás siempre lo correcto en su justo momento.





Sinceridad: Deja que tus palabras coincidan con tus pensamientos. Deja que tus acciones coincidan con tus palabras. Deja que haya armonía entre tus pensamientos, palabras y acciones.





Simplicidad: Sé natural. Habla con sencillez. No retuerzas las palabras ni los tópicos. Sé llano. Evita la diplomacia, el disimulo y la sinuosidad. Viste con sencillez. Come con sencillez. Hazte como un niño.





Veracidad: Sé veraz. Cumple tus promesas. No exageres. No retuerzas los hechos. Piensa dos veces antes de hablar. Habla dulcemente. Sé preciso en lo que dices.





Ausencia de Vanidad: No alardees de tu nacimiento, posición, cualidades o logros espirituales. Recuerda la naturaleza evanescente de todas las cosas. Elogia a otros. Ve a Dios en todos. Trata incluso a la más pequeña de las criaturas como a tu igual.





No Irritabilidad: La irritabilidad es precursora de violentas explosiones de cólera. Vigila las alteraciones del equilibrio mental. Observa las pequeñas olas de cólera que riegan el lago de tu mente. No permitas que adquieran grandes proporciones. Entonces alcanzarás un estado de no irritabilidad, de paz y amor.





Ecuanimidad: Ten calma. Soporta pacientemente el insulto, la injuria, el sufrimiento, el fracaso y la falta de respeto. No te ensoberbezcas con la alabanza, el éxito y los honores. En ambas situaciones mantén una actitud equilibrada. Obra igual con los amigos y con los enemigos. No dejes nunca que nada perturbe tu paz interior.





Fijeza: Recuerda que una mente inconstante no tiene posibilidad de alcanzar nada. Desecha tu discriminación. Elige tu propio ideal. Tenlo siempre presente. No dejes que tu mente se aparte de él ni un sólo momento.





Adaptabilidad: Comprende la naturaleza de las personas con quienes has de estar en contacto. Ajusta tu modo de ser y tu conducta hacia ellos, de tal manera que puedas agradarles. Soporta alegremente las excentricidades de otros. Reacciona siempre de modo armonioso. Sirve a todos. Ama a todos.





Humildad: Respeta a todos. No eleves el tono de voz delante de personas mayores o venerables. Todos confiarán en ti. Todos te obedecerán, te respetarán y te reverenciarán. No consideres a nadie como inferior a ti.




Integridad: Desarrolla una personalidad íntegra. Recoge todos los cabos sueltos de tu carácter. Hazte hombre de elevados principios morales. Lleva una vida recta. Deja que emane de ti.





Nobleza: Huye de las bajezas de la mente como del veneno. Nunca consideres los defectos de otros. Aprecia sus buenas cualidades. Nunca te entregues a los malos pensamientos, palabras y acciones.





Magnanimidad: Considera a todas las cosas con una mente abierta. Ignora los defectos de otros. Sé noble y abierto en cuanto hagas. Evita las charlas inútiles y el palique. No dejes que tu mente permanezca en cosas pequeñas.





Caridad: Da, da, y da. Irradia tus pensamientos de amor y de buena voluntad. Perdona a tu prójimo. Bendice al hombre que te injuria. Comparte lo que tienes con todos. Alimenta y viste a todos. Disemina el conocimiento espiritual. Utiliza los bienes materiales, el conocimiento y la sabiduría espiritual que poseas como un don divino.





Generosidad: Sé liberal cuando des. Ten un corazón amplio. No seas miserable. Deléitate con las alegrías de otros, y en hacer felices a otros. La generosidad es una virtud hermana de la caridad. Es la culminación de la caridad, la magnanimidad y la nobleza.





Pureza: Sé puro de corazón. Elimina la lujuria, la cólera, la avaricia y otras malas cualidades. Sé puro en tus pensamientos. No dejes que entren en tu mente malos pensamientos. Piensa en el bienestar de todos. Sé puro en tus palabras. Nunca pronuncies palabras vulgares o groseras. Sé puro también con tu cuerpo. Mantenlo limpio. Mantén tus ropas y tus alrededores limpios. Observa las normas de higiene física, mental, moral y espiritual

MONTEVIDEO NOS AMA: NACIONAL QUE NO NI NO


NACIONAL 2 - DANUBIO 1
SAQUEN LOS PAÑUELOS BLANCOS Y AGÍTENLOS AL VIENTO PARA SALUDAR AL CAMPEÓN.
FESTEJÁ VOS TAMBIÉN VIEJO, DESDE EL CIELO.
CON UN JUGADOR MENOS CASI TODO EL PARTIDO Y PERDIENDO, EL DECANO, EL BOLSO, EL MÁS GRANDE, EL CLUB NACIONAL DE FÚTBOL DIO VUELTA EL PARTIDO CONTRA DANUBIO Y SE CLASIFICÓ CAMPEÓN.
A TODA LA BANDA DEL PARQUE CENTRAL: SALÚ

14/2/09

ENTRE AMORES Y ODIOS (Montevideo contradictions)



Montevideo nos odia.

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Le doy la razón, porque los montevideanos hemos demostrado que nuestra ciudad no nos importa un cuerno.
Tenemos menos imaginación que un militante político y por eso debimos desarrollar la estúpida costumbre de acechar el producto de la creación ajena.
Ejemplos sobran.
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Ayer por nuestro carnaval, ya de por sí triste y lamentable, se pasearon las “Scolas do Samba”, idea que robamos de Brasil para ver si dejamos de ser tan aburridos y de dar lástima con las murgas plañideras, ordinarias y obsenas –símbolo cruel de nuestra magnífica mediocridad.
Pero tal desfile no dejó de ser una patética caricatura de la diversión norteña.
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A los yankis les hurtamos la fiesta de "Jalogüin" que nadie sabe qué carajo quiere decir pero no importa, porque los pendejos igual se ponen máscaras y salen a manguear caramelos o hacer salvajadas cuando no les dan bola, lo que ha provocado –de acuerdo con nuestra tolerante cultura- que algún adulto los haya corrido con gas lacrimógeno o haya aparecido esposado en las crónicas policiales después de darle unos cuantos boleos a cuanto gurí sabandija se le puso al alcance de la punta de la zapatilla.

Montevideo nos odia.

Y yo siento el mismo odio por todos aquellos que se prestan para la invasión de tradiciones extranjeras que ocupan el lugar que les deja la falta de autoestima ciudadana.

Sólo me queda el consuelo de que mi amor tiene otra destinataria: mi amada Roxi, quien tuvo la fortuna de dejar esta ciudad insegura, maldita y sucia, para irse a vivir a la hermosa ciudad de Pensilvania donde hoy estará festejando una fecha muy especial.

Espero que, a pesar de la distancia, me tenga tan presente como yo a ella.

Feliz día de San Valentín.

9/2/09

20 AÑOS NO ES NADA


A veces, una rueda tarda veinte años en girar su vuelta.

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“¡Cómo andás, tanto tiempo! ¿Qué es de tu vida?”

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¿No fue Neruda quién dijo “Nosotros los de entonces ya no somos los mismos.”?

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Se conocieron en una hermosa capilla de Malvín, donde confluían dos circunscripciones territoriales de la Iglesia: el copetudo Barrio 2 y el proletario Barrio 19 (al que pertenecían ellos).

Ella recuerda poco.

El recuerda todo casi con lujo de detalles.

Los presentó José. Ella se disculpó por no haber podido concurrir al servicio bautismal de entre semana, le comentó que también estudiaba derecho y que recién había concluido su servicio de dos años como misionera en Argentina.

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Él se enamoró de ella, pero a partir de entonces se desató una colección de bellos sentimientos no expresados, consejos mal dados o mal interpretados (vaya uno a saber), suposiciones equivocadas, todo lo cual llevó a que ella buscara en alguien más todo lo que él soñó darle.

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Equivocaciones de la juventud.

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Y he aquí el gran PERO de esta historia: la vida te sorprende aún cuando ya creías poder anticipar cualquier circunstancia.

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Porque a veces, aunque parezca inexplicable, la rueda tarda veinte años en girar.

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Seguramente, algún señor con "S" mayúscula se encarga de que así sea.

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26/1/09

Evo Morales, visto por un montevideano



No se imaginan de qué manera disfruto ir a Playa Malvín para hacerme el cajetilla. Con tal propósito llevo la silla plegable, sombrilla, conservadora, lentes caoba, sombrero panamá y reloj Casio. Para hacerme el que tengo que estar conectado e informado, llevo el celu y compro el diario que luego despliego a todo lo alto y ancho.

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Sí, cajetilla de Playa Malvín…¿y?...¿algún problema?

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Lamentablemente, mis amigos me acompañan. Es que no puedo evitarlos a la salida del complejo (alguna vez pensé en salir disfrazado, pero tal vez es una exageración).

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“¡Pará…pará…! ¿Vas pa la playa? Esperá que llamo al Goma y te acompañamos.”

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Y bué.

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Una vez instalado en la arena y sentado ante el omnipresente espectáculo del Paraná-Guazú (río ancho como mar), abro el diario en la página de “Internacionales” y allí aparecen los acontecimientos de actualidad en Bolivia.

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Pablito sale corriendo como un nene rumbo a una zambullida.

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El Goma mira por encima de mi hombro y simula interés en aquél pedazo de papel escrito que a veces me pide prestado para poner en el piso de su casa cuando llueve o cuando su señora encera.

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“¿Viste vos la cara que tiene el Evo Morales ése? ¡Parece un indio el loco!”

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Giro la vista y el centro de procesamiento lógico no alcanza a elaborar un juicio adecuado como para calificar qué clase de animalada pronunció aquél ente al que tengo por amigo.

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“¿Por qué me mirás así? ¡Si tiene tremenda cara de indio el tipo! ¿Me vas a decir que no, ahora? ¡Vos siempre me llevás la contra!”

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“No…Goma. No. El tipo no tiene “cara de indio”. ¡El tipo ES un indio!” – trato de explicarle haciendo uso de mi más entrenada paciencia.

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“¡Ah, no…loco…eso no! ¿Ves? Vos siempre te la tirás de santito, pero esta vez el que está discriminando sos vos. ¡Claro…ahora resulta que porque el señor tiene cara de indio, vos lo tratás de indio!”

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“Si…claro Goma…tenés razón. Hacéme un favor: tomá esta plata y andá a comprar un par de helados”



Ven, año 2009: Come as you are, as you were, as I want you to be



"Come as you are, as you were, as I want you to be" (Nirvana).

Hablaré del género masculino, pero con algunas variaciones muy pequeñas, se puede cambiar el género sin que el concepto se vea afectado.

Ejemplificaré en una sola persona, que no es nadie y que es "todos".

¿Cómo es ese individuo? Y bué...! Inseguro, desconfiado, arrogante, celoso, machista, posesivo, envidioso, tacaño, chúcaro y antisocial.
Algunos dicen que es un mentiroso sin remedio, pero él, sin embargo, jura solemnemente que no es verdad. Que un poco de remedio tiene. Además, lo que en realidad haría, sería más bien utilizar la imaginación para enriquecer la realidad creando su propia versión de los hechos a través de una perspectiva deliberadamente sesgada y, ocasionalmente, tamizada por las exigencias de la natural estrategia de supervivencia.

¿Suena familiar? Pues sí: todos somos él, asumidos o no, aunque nos disfrazamos ante nuestros propios ojos para buscar la aceptación propia y la del otro.

Él es así, y está bueno que lo sepa, porque la búsqueda de la excelencia tiene como punto de partida el autoconocimiento.

¿Qué busca? Las mismísimas diez cosas que busca cualquier buen hijo del Señor, desde el más bueno hasta el más sorete:
1) que los astros se alineen adecuadamente y le sonrían;
2) que los distintos caminos de la vida se reúnan en el lugar y en el momento exactos;
3) que el horóscopo sólo prometa buenos augurios para Leo;
4) que Nacional salga campeón uruguayo alguna vez;
5) que le suban el salario para ir contento a la oficina y dejar de ser pobre;
6) cambiar la Ondina Pantera con 10 cambios por una bemba platinada con vidrios polarizados y asientos reclinables;
7) salir primero y batir todos los récords en las encuestas del corazón;
8) que vuelvan las lentas;
9) una mina fiel, compañera, con o sin hijos, honesta, con buen sentido del humor, preferiblemente que no fume y que lo quiera por sus múltiples defectos y no por sus pobres virtudes;
10) que Tabaré Vázquez le devuelva la cuota mutual que le había dado Batlle.

¡No vayan a decir que no quieren lo mismo! No les creo.

A propósito: ¿diez deseos será mucho pedir? Si es así, seguro que se conforma con la mina.

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"El amor verdaderamente puro
es humilde y pobre
pasional y santo
como un JesuCristo puesto en llagas..."

(Del libro "El novio secreto del lado oculto de la luna" -si no te lo querés comprar porque sos un/a roñoso/a igual que yo, no hay problema, buscátelo en google-)
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"Anoche tuve un sueño", dijo aquél morocho y lo bajaron de un hondazo.

Yo también tuve un sueño. En él, me escuchaba una enardecida multitud de partidarios, mientras le pronunciaba éste discurso:

"Lo que yo propongo vale para todos los tiempos y en cualquier lugar, nada nuevo: tratado de libre comercio mediante el trueque de besos por mimos, entre mate y caminata, caricias por temblores, entre sábana y penumbra, miradas de anhelo por piel erizada, entre ser tímido y atreverse, y palabras apasionadas por oídos estremecidos. No olvidar que somos uruguayos, vivimos en un país recostado sobre las aguas, visitado por las olas; somos criaturas hechas de yodo y arena, transitadores de ramblas, paisaje humano de playas hospitalarias en el único sitio del mundo donde el límite entre el océano y el río es tan incierto y caprichoso como el amor mismo. Y la gente marina -es decir, nosotros- se hizo para estar enamorada.
¿O no?"

(Nota: aquí no decir "¡queloparió!" porque se rompe el clima, ¿ta?).
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7/12/08 A veces todo es tan perfecto que uno no sabe de qué quejarse: sol, mate, libro, compu, ganas de estar así...
Esta tarde de domingo estuve filosofando y encontré una frase: "Un mate cebado mil veces, se convierte en verdad." Bueno...dije que había encontrado una frase...no que fuera brillante.
Vivo en una torre ruinosa de este complejo semejante a un barrio de Baghdag alcanzado por el bombardeo yanky. A media cuadra del cantegril (o "villa", para los argentinos). El año pasado, un indigente tuvo la impresión de que la puerta de mi casa en el tercer piso era el lugar ideal para pernoctar. Consideré inconducente tratar de explicarle que su peculiar concepto de propiedad privada no se condecía con el consagrado por nuestro ordenamiento jurídico con rango constitucional. Seguramente no lo iba a entender, o mejor aún, no le iba a interesar. Hace tiempo que ya no lo veo. ¿Qué habrá sido de él? Era bueno tenerlo como referencia, porque cuando le tenía que dar indicaciones a alguien acerca de cómo llegar le podía decir "no tenés cómo perderte: mi apartamento es el que tiene el bichicome en la puerta".
Y hoy descubrí que mis vecinos tienen un gallo dentro de su casa. Sí...¡un gallo! Gallo de apartamento, el tipo.
¿Será porque las aves ya no soportan la polución del aire en el gallinero?
¿Será que han cambiado la rusticidad salvaje del canto al aire libre por la comodidad citadina de dos ambientes?
No sé...pa mí es como decía mi finado viejo: "gallos eran los de antes".

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11/12/08 Esta mañana no sentí cantar al gallo de mis vecinos.
Por la tarde, llegando de trabajar, al girar para recorrer el último tramo de la escalera hasta la puerta de mi dulce hogar, me invadió un exquisito aroma. "¡Flor de guisacho se están mandando los cosos de al lado!", pensé.
De pronto conecté una cuestión con la otra y me invadió una terrible sospecha.
"¡Ay, gallito! Ya no conocerás el amor."
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Advertencia: todos estos bolazos están protegidos por el derecho de autor.
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12/12/08 CHOCORROOOOO!!!! QUIERO UN SUPERMERCADO PARA SOLTEROS...¡¡¡ YA!!! ¿Cómo me fagocito una lechuga entera yo solo antes de que se pudra? ¡No podés!
SRES. ADMINISTRADORES DE SUPERMERCADOS: NO SEAN TAN FORROS
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15/12/08 Advertencia: Cualquier parecido con la realidad es inevitable.
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Al fin de cuentas estoy en un cuento.
En el reparto de roles me tocó ser el sapo que espera el momento mágico del beso filosofal que transmuta al batracio en príncipe.
Espero que mi maldita suerte no ataque de nuevo y, en lugar del besuqueo de una dama salvadora, no aparezca un pendejo buscando material para la vivisección de la clase de biología.
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16/12/08 Hoy realicé un pacto con los malos recuerdos: ellos no me visitan y yo, a cambio, mantengo la esperanza.
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17/12/08 Hoy en el despacho de la doctora, otro de mis atolondrados movimientos tuvo catastróficas consecuencias. Esta vez, la maceta con flores que Zully le había regalado y que estaba apoyada arriba de la mesita de la máquina de escribir, pasó a mejor vida. ¡¡¡PLAFATE!!! ("¡La puta madre!" - me salió del alma). La doc. nuevamente trató de no largar la carcajada ante mi consuetudinaria torpeza y dijo -intentanto ensayar una expresión seria y condescendiente- que no me preocupara, que "esas cosas le pasan a cualquiera"...pero cuando la Zully se entere...¡el que va a pasar a mejor vida es este humilde servidor! Sí, señoras y señores...¡Zully me mata! ¡Es mi cabeza la que va a hacer PLAFATE!

Y me lo merezco por abombau.
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25/12/08 Ayer fui al Mercado del Puerto con compañeros/as de oficina. Ellos se tomaron hasta el agua de los charcos, mientras yo disimulaba la bebida gaseosa en un envase de sidra. Bailé, casi grité (cosa que finalmente no hice porque no soy de gritar salvo cuando juega el Nacional), me bañaron en bebidas alcohólicas e hice los propio con el prójimo. La risa parecía que no paraba más.
Al final, zafé del grupo y fui hasta la rambla para enfrentar el abismo donde empiezan las rocas y el mar.
Aunque mi propósito inicial fue hacer pichí, luego de evacuar me senté un largo rato porque tuve necesidad de pensar en los que no están. Fue mi momento personal. Dediqué unas lágrimas a mis muertos, volqué un chorrito de sidra en las aguas para brindar con ellos "¡Por la vida!"...y me fui para la casa de mi hermano con los zapatos todos meados.
Es bravo orinar en la rambla cuando hay mucho viento.
Que tengan todos un excelente año 2009.





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25/1/09

EL RANCHO DE DOÑA LOLA



Si me conformara con un cliché, debería decir :“Aquél rancho apenas si se podía sostener en pie”, pero no pasaría de ser un recurso literario para contar una historia, embellecedor aunque nada sincero. Y ustedes tendrían todo el derecho de mandarme a plantar boñatos porque a nadie le gusta que le mientan.

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Lo cierto es que, por más que el rancho de Doña Lola te anunciaba para qué lado soplaba el viento por la inclinación con que se recortaba en el paisaje de aquella quinta de la Villa Peñarol, a la altura de Coronel Raíz 1786, se erigía en un auténtico milagro de la arquitectura folkórica.

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No me pregunten cómo era posible, pero las más violentas tempestades con que el viento sur trató de empujar aquél Montevideo viejo, apenas si le hicieron cosquillas a tan modesta construcción.

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Algunos bloques, un poco de chapa y terrón, puertas de madera de doble hoja que se podían trancar con aldabas, piso con baldosa de ladrillo, cielorraso de madera y techo liviano de chapa en una parte y de quincho en la otra.

No estaba a simple vista.

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Había que entrar por un sendero largo y angosto de unos veinticinco metros bordeado por una hilera de verdes paraísos y cañas a la izquierda y custodiado por un murito de ladrillo a la derecha. Si ustedes miraban desde la calle podían ver una simple entrada y casas “normales” a los costados: la bicicletería del Viejo Carlos a la izquierda y la casa de la maestra a la derecha.

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Aparentemente, una cuadra como cualquier otra en una ciudad, pero cuando terminabas de recorrer ese caminito, se te abría otra dimensión, otro mundo escondido, porque la quinta ocupaba toda la panza de la cuadra y era enorme.

Poca gente entraba, porque “Cacique” era un perro muy famoso en el barrio. Terrible hijo de puta. Te masticaba sin miramientos y cuando los milicos lo iban a buscar desaparecía como tragado por la tierra. Medio tupamaro aquél bicho. Mediano, negro y rabón. Dicen que tenía cruza con doberman.

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Doña Lola era una viejita arrugada, de baja estatura y menudita. Siempre la recuerdo de riguroso luto, pollera negra hasta los tobillos, zapatillas rancheras negras, pañuelo en la cabeza y manos callosas con dedos corazón. Oriunda de Melo –Departamento de Cerro Largo- era muy trabajadora y le encantaba la tierra, los pollos, los perros, los árboles y el pedacito de campaña que se había construido en la capital. Repartía el trabajo entre su quinta y un empleo como doméstica de medio tiempo, y cobraba una pensión militar de su finado esposo que fue cabo del ejército. Hablaba portuñol y, junto con mi hermano, llegamos a la conclusión de que era flor de mentirosa. Les juro que te acalambraba. Era exagerada, supersticiosa, altanera, cabezadura y llena de prejuicios. Con todo, crió a varias generaciones. Cada vez que alguna de la familia se divorciaba o se convertía en madre adolescente, le enchufaba los gurises a ella. Y se hacía cargo.

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Con mi hermano la toreábamos. Era nuestra bisabuela. Por ejemplo, Nino le preguntaba “A ver, abuela…¿cómo era eso de que tu tío se zambulló en una laguna y respiraba por una caña pa escaparse de los colorados?” Y yo seguía chichoneándola “Pero lo que no me explico es cómo hizo pa revivir si lo habían matado en un duelo criollo antes de la revolución.”

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“¡Ha! ¡Vai em vora rapae! Esto guríe de ahora…nao pode se falar em serio com eles!” (aclaro que mi transcripción es aproximada, porque no le entendíamos un pomo cuando estaba enojada).

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Además, cuando empezamos a estudiar, y ya sabíamos que la revolución había sido en 1904, no nos daban las cuentas, a menos que ella fuera una lancera de cinco años. Como nos las “anécdotas” que nos contaba eran tan vívidas, es probable que sus protagonistas verdaderos hayan sido personas de la familia que ella realmente conoció.

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Mis padres se volvieron a mudar. Yo no quise cambiar de escuela otra vez, y así la abuela Lola –una vez más- se hizo cargo de otro miembro de la familia. Esta vez, para que pudiera hacer quinto y sexto año en la escuela Nro. 166.

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Yo andaba siempre vestido “a lo nieto de Doña Lola”, es decir, con ropa muy humilde: alpargatas, vaquero grande porque el pantalón muy ajustado era “ropa de pituco” (vg.: amanerado), camisa blanca que ella obligaba a llevar prendida hasta el último botón con prohibición de remangarse, y para adornar todo aquello, un corte de pelo medio americano con jopo made in “Peluquería de Don Cejas”. En pleno apogeo de la música disco, si bien bien me convertí en centro de burla para todos los compañeros de clase, aprendí el mecanismo autodefensivo de reírme de mí mismo. Así que no fue tan dramático. También me sirvió para formar un temperamento independiente ya desde muy temprana edad.

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En este momento, seguramente no me resultaría difícil pasar varias horas escribiendo de aquél fantástico mundo de Doña Lola, pero creo que los aburriría, no sé si podría transferirles lo que siento cuando pienso en aquello que hoy día me parece otra vida, como si lo hubiera visto en una película o lo hubiera vivido otra persona.

¿Dónde estarás ahora, abuela? Hace mucho tiempo dejé de sentir el olor y el gusto del café con farinha. Hace mucho tiempo que no veo a un niño comiendo huevo batido. Las historias que nos contabas son de un Uruguay que ya no existe. ¡Qué no daría por ver tu reacción al ponerte frente a una de estas maquinitas! ¿Te acordás que no teníamos televisión? ¿Te acordás cuando a regañadientes aceptaste comprar la radio para que yo pudiera escuchar el mundial? ¿Te acordás de las revistas de “Intévalo”, “El Tony”, “Mi novia y yo”? ¿Te acordás cuando me pedías que te leyera y releyera el libro de historia de H.D.? De vos aprendí ese patriotismo inocente que todavía llevo conmigo para vengar a la muerte, para sentirte más viva.

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Nunca más volví al lugar en donde estaba el rancho y la quinta. No quiero saber cómo es ahora Coronel Raíz 1786. Prefiero creer algún día me voy a ver obligado a dar una vuelta por el barrio Peñarol y aprovecharé para pasar a saludarte y tomar unos mates con cedrón.

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Aquél sábado de mañana papá me vino a buscar para llevarme a pasar el fin de semana en Barros Blancos, dónde vivían mis padres y mi hermano. La abuela Lola estaba en su empleo de doméstica en la casa de los XXXX y mientras mi padre esperaba en el rancho, me pegué una escapada para avisarle a la abuela que me iba y le dejaba la llave en el lugar más seguro del mundo: la cucha de Cacique.

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Contento como siempre que papá me visitaba, salí tan rápido que me chiflaban los talones, llegué corriendo con mis alpargatas flequilludas, mis once años, mi vaquero todo sucio de trepar árboles para juntar guayabas y mi cara un poco tiznada por la costumbre de arrancar un choclo de la quinta y meterlo en el fogón para que se asara.

Jadeando, golpee las manos detrás del portón de hierro. Nada. Pegué el grito “¡Abuela Lola!” Nada. Golpee y grité varias veces más con idéntico resultado. Papá me esperaba, así que me atreví a abrir el portón para llegar hasta la puerta de la casa y golpear allí. Esperé un rato. Volví a golpear. Tampoco me atendían. Entonces, decidí ir hasta el costado de la casa donde había un corredor, porque me pareció que podían estar en el fondo. Allí, golpee las manos de nuevo.

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De pronto, se asomó un señor de mediana edad y muy bien vestido. Cuando me vio, se transfiguró violentamente. Quedé congelado. Arremetió en mi dirección como si me fuera a atropellar y con el rostro desencajado. Gritó en tono muy agresivo. “¡Qué hace usté acá pedazo de basura! ¡Insolente! ¡Haga el favor y se manda mudar inmediatamente bichicome de mierda! ¡Qué se piensa!” “¡Retíresé, atrevido!” y repetía toda clase de insultos mientras yo reculaba aterrorizado rumbo al portón de calle.

Toda mi alegría se había convertido en una mezcla de susto, desconcierto y humillación.

Cuando estaba a punto de traspasar el portón más empujado por aquel señor que por propios medios, desde el fondo emergió una señora mayor que le alcanzó a decir “¡Dejálo…! ¡Dejálo tranquilo!” El hombre, con gesto extrañado giró la cabeza en dirección a la señora y ésta le aclaró: “Es el nieto de Doña Lola.”

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“¡Ah…! Y yo qué sabía…”, atinó a decir aquél sorete de mierda y se sumergió rumbo al fondo de la casa sin ni siquiera dirigirme la mirada. ¿Pedir disculpas o algo así…? Bien, gracias.

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No quise pasar. “No…doña…no se moleste…dígale a la abuela que papá me vino a buscar, nomá.”

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“Bueno, m’ijito…vaya tranquilo que yo le digo.”

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Y me fui.

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¡RRRiiiiiiiinnnnngggggg!

¡RRRiiiiiiiinnnnngggggg!

¡Cómo me fastidia que me toquen el timbre cuando estoy así! Recién levantado a las once de la mañana de un fin de semana, impresentable, sin afeitar, vestido con la primer porquería que se me haya puesto a mano y sentado en la reposera con el mate en una mano y entusiasmado en la abstraída lectura de un libro que tengo en la otra. Después de que con mis pensamientos mando a la madre que lo parió a quien sea que se le haya ocurrido molestarme, largo trabajosamente lo que tengo en mis manos, trato de levantar el traste para reincorporarme, estiro de apuro las piernas medio dormidas y me lanzo a la aventura incierta de revolver todo para ver dónde dejé las llaves. ¡RRRiiiiiiiinnnnngggggg! “¿Dónde miércoles dejé las llaves?” es la frase que más repito cuando estoy en casa. Por acá no…por allá tampoco…a ver, aver… ¡RRRiiiiiiiinnnnngggggg! Por fin las encuentro, me dirijo a la entrada y con ellas repaso todos los cerrojos que me aislan de la “sensación térmica” del Ministerio del Interior. ¡RRRiiiiiiiinnnnngggggg! En medio del recorrido de cerraduras, me aturde otra serie de insistentes timbrazos que me colman la paciencia y me ponen definitivamente violento. ¡RRRiiiiiiiinnnnngggggg! Me repiquetean las sienes y una ansiedad me gana el estómago.

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Estoy contrariado…muy contrariado.

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Por fin abro.

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Del otro lado, un jovencito me dice algo. Es como si todo ocurriera en cámara lenta. Completamente obnubilado por la bronca que tengo, ni siquiera presto atención a si me está pidiendo un cacho de pan, o un brillo para el jugo de gomivalla o si es un testigo de Jehová que me quiere vender la revista “Despertad” o si se trata de cualquier otro molesto e inoportuno visitante de casas ajenas en un puto fin de semana cuando lo que más querés es sentirte felizmente aislado del universo.

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Lo único que me pasa por la cabeza es rajarlo de una buena puteada que ya tengo en la punta de la lengua y que descongestionará esta caldera de lata a punto de estallar que es mi estado de mal humor.

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“¡¿Por qué m... no te agarrás ese dedo índice y te lo metés en el ...que me venís a romper los .... un fin de semana cuando los que no somos anormales como vos estamos descansando?!”

--

¡Flash! ¡Shcruuuummmble!.

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Un relámpago me cae en el balero y chicotea las neuronas seguido de un trueno que dice algo…sí…algo que me suena bastaaante familiar.

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“¡Dejálo…! ¡Dejalo tranquilo!”

“Dejálo…es el nieto de Lola.”

--

--

“Sí…mijo. Buen día. ¿En qué te puedo ayudar?”



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